Tal y como hemos comentado otras veces, importar desde China genera desconfianza. Por un lado, tenemos la comprensible preocupación de sufrir un fraude. Por otro, está la barrera idiomática y cultural, que puede suponer un problema de comunicación entre proveedores e importadores.
En este post nos vamos a centrar en los posibles fraudes que se pueden cometer y que pueden hacer de tu sueño empresarial una auténtica pesadilla cuando pensamos en trazar la importación de productos.
Fraudes en el pago
Ésta es una de las mayores preocupaciones a las que puede temer un empresario: ser estafados en el pago de la mercancía.
De hecho, si la apuesta de un empresario ha sido grande en un pedido que le supone una estafa, puede llegar a sufrir la bancarrota.
Para ilustrarlo mejor, pongamos un posible caso. Nosotros hemos hecho un pedido a un proveedor y hemos acordado una cantidad a pagar por una mercancía. Hasta ahí todo correcto.
Ahora, imaginémonos que al cabo de unas semanas no nos llega la mercancía demandada y consultamos al proveedor. Éste nos comunica que no hemos hecho efectivo el pago. ¿Cómo ha podido suceder que nosotros ya no tengamos nuestro dinero y el proveedor no lo haya recibido? Muy fácil, hackeando los contratos alojados en nuestros correos electrónicos.
Así, un posible hacker puede modificar los destinos de transferencias, entre las más importantes, el destinatario y la sede de la empresa proveedora. Por eso, es fundamental que, en todo momento, estemos pendientes de que la persona receptora y la ciudad a la que se destina el pago sea la que hemos acordado en nuestro contrato digital.
Evidentemente, este fraude puede suceder cuando realizamos pagos con empresas de cualquier otro país. Ahora bien, para nosotros nos es mucho más fácil detectar las diferencias si la localización ha sido modificada entre ciudades europeas, por ejemplo, ya que tenemos un mayor conocimiento del mundo occidental.
No sucede lo mismo con la geografía china, al igual que sus nombres, los cuales nos resultan más difíciles de comprender y, por ende, este tipo de detalles se nos pueden pasar por alto. Para ello, es necesario verificar previamente las cuentas del banco y el estatus legal de los proveedores.
También tenemos que tener especial cuidado con Hong Kong. Muchos proveedores pueden facturar a través de esta región administrativa para evitar pagar ciertos impuestos en China, pero además, si tenemos problemas con material defectuoso, es mucho más difícil hacer frente a la devolución de dinero. Otros países que deberían de levantar sospechas también son Macao y Taiwán.
Incremento de comisiones
Éste es otro aspecto que ya tratamos en nuestro post sobre la auditoría de fábricas. ¿Por qué es importante auditar en la propia fábrica? Sencillamente porque en vez de haber establecido un contrato comercial con un fabricante, podríamos haberlo hecho, sin darnos cuenta, con una empresa que ejerce de intermediaria.
Es decir, pagaríamos al fabricante, que es lo que realmente creemos haber contratado, más el intermediario que subcontrata a otro fabricante, siendo además un riesgo de que el producto realizado no se ajuste a lo demandado.
Esto podría suponernos un notable incremento entre lo que pagamos y lo que deberíamos estar pagando, siendo un fraude muy habitual ante el desconocimiento de nuestros contactos comerciales en China.
Hay otros casos que pueden ser también causa de fraude. Por ejemplo, el empleado de la empresa pide un adelanto y que sea hacia su cuenta personal. En el menor de los problemas, esto puede ser una simple comisión por su mediación. En el peor de los casos, y si la cantidad de dinero es muy elevada, este empleado podría suceder.
Defectos en entrega de producto
Otro de los fraudes más comunes al importar mercancías de China se encuentra en que la mercancía acordada no se asemeja, ni en condiciones, ni en producto.
Ante esto, lo mejor que se puede hacer es que nuestros propios agentes sean los que controlen el embarque de la mercancía, tal y como abordamos en este post.
¿Cómo evitar el fraude?
Para todo esto y evitar el fraude, lo mejor es formalizar los acuerdos comerciales con empresas 100% seguras y en lasque podamos depositar nuestra confianza, pero no es fácil.
Por eso, la mejor opción es delegar en una empresa especializada en exportación e importación en China que ofrezca todas las garantías necesarias, que trabaje “sobre el terreno” y que sea totalmente independiente a la hora de analizar cómo de seguras son las empresas chinas a tratar.
Evitar el fraude es una tarea muy complicada, pero se consigue a base de recabar la información adecuada y de atender a ciertas actitudes que no debemos de considerar normales.
Por ejemplo, debemos de averiguar toda la información y reconocer cuando es confusa o no, conocer el registro de la empresa o unas condiciones de pago –tanto en cantidad, como en flexibilidad- muy anormales.
En cuanto a actitud, si ante la propuesta de realizar una auditoría de fábrica ponen demasiadas trabas, e incluso se hacen los ofendidos, es motivo más que suficiente para plantearse, como mínimo, una relación comercial.